La Congregación

Dando respuesta a la solicitud de los Pastores, el 24 de setiembre de 1885, el Padre Bustamante s.j. fundó una Congregación de Hermanas, con el anhelo de que, a través de la Adoración y de la profunda unión con Cristo, identificadas plenamente con El, puedan mirar al mundo y entregarle lo que ellas beben en la Eucaristía, y cuya misión evangelizadora en la Iglesia, sea educar a la niñez y juventud, y formar docentes que trabajen como agentes de evangelización en las escuelas públicas.

La Congregación que el P. Bustamante buscó y fundó, según el ideal forjado debe ser una comunidad de oración, adoración y reparación, unida en la caridad y la obediencia, amante de la soledad y el silencio, de la humildad y la mortificación, templada en el espíritu de San Ignacio de Loyola y caracterizada por el celo apostólico de la mayor gloria de Dios y salvación de las almas.

Debe vivir un hondo sentido de amor filial a María, su Inmaculado Corazón, y actuar movida por el anhelo de amar a Cristo, presente en la Eucaristía y de hacerlo amar, uniendo la efusión de la adoración y la abalanza, con la solicitud apostólica.

La Adoratriz, debe ser contemplativa en la acción y su corazón, según el lema del mismo padre Fundador de la Congregación, debe ser “El Sagrario donde Jesús se oculta, el Altar donde se inmola y la Custodia, donde se manifiesta”. (J.M. Bustamante, S.J.)

Como parte integrante de la comunidad eclesial, las Hermanas Adoratrices se sienten “encarnadas en el mundo real”, que hay que salvar.

Y, como la Iglesia reconoce en el carisma del Padre Bustamante, Fundador de la Congregación de Hermanas Adoratrices Argentinas, la acción del Espíritu Santo y aprueba la misión Eucarística y Apostólica de la misma que contribuye a la edificación del Cuerpo Místico, queremos llevar a los hombres, Pueblo de Dios, al conocimiento del amor de Dios por la Eucaristía y la Educación.

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